Las primeras agrupaciones autonomistas manchegas, surgidas a principios del siglo XX y limitadas a Ciudad Real y parte de las provincias de Toledo, Cuenca y Albacete, utilizaron una bandera completamente diferente que, a pesar de su limitado uso, fue reconocida como la bandera de La Mancha. La heráldica de las provincias manchegas inspiró el diseño de esta bandera: negro para Toledo, rojo para Cuenca, azul para Ciudad Real y blanco para Albacete.
Los partidos políticos de la llamada entidad preautonómica decidieron ciertos emblemas distintivos para la región después de su establecimiento como entidad preautonómica y antes del establecimiento del estatuto de autonomía. La elección del emblema fue objeto de investigaciones y propuestas. En la reunión de la Junta Directiva, celebrada en Albacete el 11 de enero de 1980, se discutieron siete proyectos bien concebidos, entre ellos el de Ramón José Maldonado y Cocat, heraldista manchego y correspondiente académico de la Historia, a quien debemos gran parte de los escudos municipales adoptados en la provincia de Ciudad Real en la segunda mitad del siglo XX.
El escudo de Castilla-La Mancha está basado en la bandera de Ramón José Maldonado y Cocat, autorizada en 1980, que tiene el siguiente significado:
La bandera con dos mitades. Un trozo de tela, fijado al poste, lleva el escudo o estandarte de Castilla, el reino histórico al que perteneció todo este territorio. El segundo trozo de color blanco es en honor a las órdenes militares de Calatrava, Santiago y San Juan, cuyas gloriosas milicias conquistaron, organizaron y administraron la tierra de La Mancha, y cuyos estandartes eran siempre blancos y la cruz de San Juan sobre fondo rojo; el primer cuartel de la bandera representa las ciudades y pueblos de la dominación real.
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